En anteriores posts te he explicado que existen tanto radiaciones artificiales (las cuáles entendemos mejor…
La exposición a los campos electromagnéticos (CEM) es un tema de creciente preocupación en nuestra sociedad moderna. Sin darnos cuenta, estamos continuamente expuestos a los efectos de los campos eléctricos y magnéticos producidos por la corriente eléctrica y los sistemas de transmisión inalámbrica.
En este artículo, exploraremos en profundidad cómo protegerse de los campos electromagnéticos y qué medidas puedes tomar para reducir tu exposición diaria.
Los campos electromagnéticos son áreas de energía que rodean dispositivos eléctricos. Los campos eléctricos son creados por diferencias de voltaje, mientras que los campos magnéticos se generan cuando la corriente eléctrica fluye a través de un cable o dispositivo. Ambos tipos de campos están presentes en nuestras vidas cotidianas, tanto en el hogar como en el entorno laboral, y se han multiplicado exponencialmente con el avance de las tecnologías.
En nuestros hogares, los CEM provienen de diversas fuentes:
Las líneas de alta tensión, cables de electricidad, transformadores y la creciente cantidad de dispositivos inalámbricos (antenas de telefonía móvil, sistemas TDT, telepeajes, etc.) también contribuyen significativamente a nuestra exposición diaria a los CEM.
Un campo eléctrico es la fuerza que ejerce la corriente y se expresa en voltios por metro (V/m). La intensidad de estos campos disminuye a medida que nos alejamos de la fuente.
Es importante notar que los campos eléctricos existen incluso cuando los dispositivos están apagados, pero enchufados. La única forma de eliminar completamente un campo eléctrico es cortar la corriente a nivel del disyuntor.
A continuación, algunos ejemplos de intensidades de campos eléctricos medidos a 30 cm de distancia de diversos aparatos:
Una línea aérea de alta tensión situada a 50 metros puede emitir un campo de 250 V/m.
Todo campo eléctrico produce un campo magnético. La intensidad de los campos magnéticos varía y es proporcional a la corriente. Se miden en Amperios por metro (A/m) o, en algunos países, en miligauss (mG) o microteslas (µT). Según estudios recientes, se considera que a partir de 2 mG (0.2 µT), los riesgos para la salud comienzan a ser serios.
En viviendas cercanas a líneas de alta tensión o transformadores, el campo magnético puede oscilar entre 0.5 y 40 µT. A metro y medio de distancia de un electrodoméstico, se puede medir aproximadamente 0.1 µT.
Es fundamental entender que los materiales de construcción como madera, piedra, ladrillo y cemento no bloquean los campos magnéticos, aunque sí pueden bloquear los eléctricos.
La exposición prolongada a campos electromagnéticos puede tener diversas repercusiones en la salud. Algunos estudios han señalado que estar expuesto a CEM puede causar:
El Centro Internacional de Investigación sobre el Cáncer (CIIC) ha clasificado los campos electromagnéticos de muy baja frecuencia (50 Hz) como posibles agentes cancerígenos (categoría 2B).
La Comisión Internacional de Protección contra la Radiación No Ionizante (ICNIRP) y la Comisión Europea recomiendan los siguientes límites de exposición a los campos eléctricos de la red de 50 Hz:
Sin embargo, muchos especialistas aconsejan límites más estrictos: 10 V/m y 0.2 µT, o incluso 5 V/m y 0.05 µT.
Algunos países europeos han prohibido que las líneas de alta tensión se encuentren cerca de viviendas, limitando el umbral de exposición a menos de 1 µT, con Suecia adoptando un límite de 0.2 µT. En contraste, España mantiene un límite de 100 µT, lo cual es considerado obsoleto por muchos expertos.
Para aquellos que no pueden modificar su instalación eléctrica, existen materiales complementarios:
La protección contra los campos electromagnéticos es un tema complejo y multifacético que requiere una combinación de medidas preventivas y cambios en nuestros hábitos diarios. Al seguir los consejos y recomendaciones mencionados en este artículo, puedes reducir significativamente tu exposición a los CEM y proteger tu salud y bienestar.
Recuerda que la prevención es clave y que, aunque no podemos eliminar completamente los campos electromagnéticos de nuestras vidas, sí podemos minimizar su impacto.
Por último, es fundamental mantenerse informado y al tanto de las últimas investigaciones y normativas sobre este tema. La tecnología y la ciencia están en constante evolución, y es nuestra responsabilidad estar al día para protegernos mejor a nosotros mismos y a nuestras familias.
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